miércoles, 1 de agosto de 2007

Enas Zeos, Pan, oloi oi Zeoi


Pan es un Dios campestre, el más importante de todos, es el líder de los Sátiros, Divinidades menores físicamente parecidas a él, de categoría superior a las Nýnfas e igualado a los Dioses–Ríos. Es el más importante seguidor de Dionisos, el Dios del vino y del desenfreno, por lo cual se le rendía culto por medio de ceremonias orgiásticas, opuestas al orden apolíneo, del Dios–Luz y su “Conócete a ti mismo” y “Nada en exceso”, grabados en la piedra de su famosísimo Oráculo en Delfi (Delfos).
La genealogía de Pan es discutida. Se lo cree hijo del Éter, haciéndolo una de las Divinidades primigenias. Hijo de Ouranós, igualándolo a la Primera Generación de Olympikós. Hijo de Jrónos y Rea, haciéndolo hermano de Zeus. Hijo de Zeus y la Nýnfa Calisto, y o la Nýnfa Timbris. Pero las versiones más aceptadas lo hacen hijo de Hermes y la hija del Rey Driops, siendo así descendiente directo de Zeus y estando vinculado a los Olympikós.
Hermes, a verlo nacido se encantó con su divina monstruosidad y lo llevó al Olýmpos donde “todos” quedaron encantados con él, y Dionisos lo llevó con él para que lidere su séquito. Como a “todos” les gustó, se le nombró: Pan, que en griego antiguo significa “todos”. De ahí mi título para este pequeño articulito: “Enas Zeos, Pan, oloi oi Zeoi”: “Un Dios, Pan, todos los Dioses”. Pero también, la historia sobre él que contará Francesc Lluis Cardona:
“Pan es protagonista de una de las leyendas más fantásticas de toda la Mitología helénica. Durante el reinado del emperador Tiberio (14-37 d. C.), una nave se dirigía de Grecia a Italia cuando se vio misteriosamente obligada a pararse en alta mar, al tiempo que desde la lejana orilla se mencionaba el nombre del piloto egipcio que gobernaba la nave: ‘¡Thamuz! ¡Thamuz!’… Éste de momento no respondió, pero al ser llamado por tercera vez prestó atención y a continuación oyó lo siguiente: ‘Cuando llegues a Palodes, diles que el gran Pan ha muerto’. Así lo hizo el piloto, y los que le recibieron se llenaron de asombro y admiración, mezclando ésta con agudos lamentos. Al llegar a Roma, Thamuz fue llamado al palacio imperial y Tiberio, al que le gustaban toda clase de extrañas historias (recordemos que según la tradición durante su reinado ocurrió el suplicio de Cristo), después de consultar con los eruditos que siempre le rodeaban, decidió que podía ser cierta la noticia, aunque quizá no se tratara propiamente del Dios Pan, que como tal era inmortal, sino de un Genio del mismo nombre”. (1)
Vean al Dios, véanlo bien. ¿No sienten “Pánico”? Los Cristianos utilizaron la figura de Pan para darle forma al peor de sus temores, el Diablo, y utilizaron la leyenda sobre su muerte, para decir que “Todos” los Dioses de la Antigüedad Clásica habían muerto. Pero, como los eruditos de Tiberio dedujeron, los Dioses son Inmortales, y por tanto no pueden morir.


Mat Elefzerakis


(1) Cardona, Francesc Lluis: “Mitología griega”; Edicomunicación S.A. 1996, Barcelona (España).

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