sábado, 14 de julio de 2007

De la realidad al sueño



“Mar, dulzura del otoño, islas bañadas en luz, diáfano velo de gracia que cubre la inmortal desnudez de Grecia. Dichoso del hombre, iba yo pensando, al que antes de morir se le haya dado navegar por las egeas aguas.

“Muchos son los goces de este mundo: mujeres, frutos, ideas. Pero hender las aguas de este mar, en el tierno otoño, murmurando el nombre de cada isla, supera a toda otra alegría y abre en el corazón del hombre un paraíso. En ninguna otra región pasa uno tan sereno, tan fácilmente, de la realidad al sueño”.

Níkos Kazantzakis;

en Zorba.


A Mamoú: La más bella palabra en los labios de un hombre es la palabra madre, y la llamada más dulce: madre mía. (Khalil Gibran).


A Veryto, el Amor de mi Vida: “Amor, a menudo, me asalta de súbito tan fuertemente, que sólo vivía para pensar en mi amada. (Vita Nuova, Dante Alighieri).


Al Profesor Francisco J. Aguirre, mi guía: “Los libros me enseñaron a pensar y el pensamiento me hizo libre. (Ricardo León).


A Leonardo Oyola, el Tigre, otro guía: El libro gobierna a los hombres y es el maestro del porvenir. (Raymond Poincaré).


A todos aquellos que creyeron en mí: Ningún grupo puede actuar con eficacia si falta el concierto; ningún grupo puede actuar en concierto si falta la confianza; ningún grupo puede actuar con confianza si no se halla ligado por opiniones comunes, afectos comunes, intereses comunes. (Edmund Burke).

Mat Elefzerakis.

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