martes, 17 de julio de 2007

10 de junio: Día de la Reivindicación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas


1. Por la vía diplomática tampoco las hubiéramos recuperado, o, patrioterismo o nacionalismo chabacano argentino

El nacionalismo es un mal... Despierta los peores fascismos de los pueblos. Es necesariamente imprescindible en una nación dominada por otra, pero en naciones soberanas, puede llegar a desarrollar Imperialismo, el deseo de ser la nación que controla otras.

El mundial despierta un nacionalismo fugaz, un patrioterismo chabacano, berreta y, literalmente, “hecho pelota”. Hinchas de siempre se mezclan con los ocasionales, y todo se cubre de celeste y blanco, cada cuatro años, y en ninguna otra ocasión, por ningún otro motivo, sin fijarse las marcas imperialistas que invaden camisetas y botines (afortunadamente, todavía no las banderas, eso sería demasiado...)

Pero este patrioterismo, manifiesto cada cuatro años, en cada mundial, es la misma razón por la que la negociación diplomática por la recuperación de la soberanía de las islas Malvinas, nuestras islas, por historia y geografía, no estaban dando buenos frutos desde su inicio, en 1965, ante las Naciones Unidas, hasta la declaración, irracional y borracha, de Guerra en 1982, aquel desquiciado plan de la Dictadura más sangrienta que viera nuestro país, para reafirmar un poder que ya veía desvanecerse. La Guerra no sólo fue un desastre, sino también un crimen. Los muertos en las Malvinas deberían engrosar las listas de DESAPARECIDOS (de hecho, muchas de las tumbas llevan la siguiente inscripción en las cruces: “Soldado argentino sólo conocido por Dios”).

A pesar del constante clima de tensión y amenaza predominante en las negociación para la transferencia de la soberanía, el gobierno inglés no creyó en la inminencia de una ocupación hasta dos o tres días antes de que esta se produjera. Lord Chalfont visitó Buenos Aires en 1968: “A menos que la soberanía sea seriamente negociada y transferida en el largo plazo, es probable que terminemos en un conflicto armado con la Argentina”. En el ’68 la Argentina vivía en la noche de la dictadura de Onganía, en el ’69, ese gobierno reprimirá el Cordobazo, del cual se cumplieron 37 años el 29 de mayo.

El inefable Mariano Grondona decía en 1975, desde La Opinión: “las perspectivas petrolíferas son, en manos inglesas, una nueva arma de presión... Nos obligan a contraatacar con presiones propias... La vía diplomática ‘tercermundista’ no puede dar más de lo que dio... Queda la fuerza. Queda la continuación de la política por otros medios... ¿Está dispuesta Argentina a usarla? ¿Esta dispuesta al menos a esgrimirla como un factor de presión?”... Se sabe, muy bien, cuáles son los intereses que defiende, y defendió en su momento, Mariano Grondona. Sin embargo, también se sabe que Galtieri llenó la Plaza de Mayo, nuestra plaza, con argentinos que apoyaron la decisión de ir a la Guerra: “Si quieren venir, que vengan”, etc...

El diputado Russell Johnston escribió en la editorial del Times: “Ni siquiera puede pensarse en la posibilidad de entregar a los isleños en contra de su voluntad. Esto es así, no importa la clase de gobierno que tenga la Argentina, y es particularmente cierto en vista del sangriento historial del presente régimen militar”, (28-11-1980).

2. La Guerra no es un Juego

En la página 65 de la edición 2.199 de la revista “Caras y Caretas” (Junio 2006, o sea, la de ahora, la de este mes), Luis Freitas publica “Mató este juego”, donde da noticia acerca del juego de computadora más caro de la historia, pero que puede ser bajado gratuitamente de Internet, porque fue creado por el Departamento de Defensa de EEUU para entrenar sus futuras tropas imperialistas, sus futuros asesinos y torturadores. Pero el día de hoy, el DÍA DE LA reivindicación de los derechos argentinos sobre las islas Malvinas, me interesa el recuadro titulado “Malvinas 2032” que paso a copiar completo:

“‘Pasaron cincuenta años de la guerra de 1982, ya es hora de recuperar lo que es nuestro’. Así comienza el videojuego para computadora de estrategia bélica, futurista, ‘Malvinas 2032’, ambientado en las islas y donde el único objetivo posible es ganar del lado argentino. La acción transcurre cincuenta años después de la guerra en medio de una profunda escasez mundial de petróleo. Nuestro gobierno intenta convencer a su par inglés de compartir la explotación de este recurso en Malvinas. Ante la negativa, nuestro país decide recuperar el control de las islas enviando tropas especiales. La dificultad del juego, diseñado por Javier Otaegui, argentino, estudiante universitario de informática, avanza a lo largo de 23 misiones que van desde el primer desembarco en las islas, hasta la recuperación final.

“‘Malvinas 2032’ estuvo listo en 1998 pero la empresa que lo iba a comercializar desistió por presiones de la Chancillería, por entonces a cargo de Guido di Tella, porque, según supo Otaegui, el juego ‘no estaba de acuerdo con la política de seducción del gobierno’. Actualmente se vende en nuestro país y también en los Estados Unidos y Gran Bretaña en una versión traducida al inglés. Los planes futuros incluyen su comercialización en Taiwán, China, Alemania y Holanda”.

No olvidemos que estamos hablando de un juego de guerra... No olvidemos que la GUERRA no es ningún juego, que muere gente, muchas veces inocentes, por decisiones de gobernantes que jamás pisarán un campo de batalla. No a la guerra, No a este juego, y a cualquiera que tenga sus características. Recuerden palabras esenciales en el texto que acabo de citar: “Empresa” y “comercialización”...

Mat Elefzerakis; sábado 10 de junio de 2006.

No hay comentarios: