martes, 17 de julio de 2007

14 A 1. LA ARGENTINA PIERDE POR GOLEADA


El máximo organismo de Justicia de las Naciones Unidas, votó en contra de la Argentina acerca de la construcción de las plantas procesadoras de celulosa, conocidas como “Papeleras”, que se seguirán construyendo, ahora con la anuencia internacional, en las costas uruguayas del río Uruguay, frente a las márgenes argentinas de Gualeguaychú. Los jueces pertenecen a diferentes naciones, lo que se supone, garantiza la pluralidad de opinión e intereses. El juez representante de la Argentina votó, por supuesto, a favor de nuestro pedido, para evitar la contaminación de las aguas del río Uruguay, el pedido a favor de la vida de las personas que habitan ambas márgenes, la argentina y la uruguaya. El resto de los jueces, catorce, incluyendo un representante uruguayo, votaron en contra.

¿Por qué no se dio la pluralidad de opinión e intereses? Es fácil, la historia del mundo es la historia de la lucha de clases. Principalmente dos, una que domina y otra que es dominada. El Estado surge como legalización de la clase dominante, dándole la apariencia de un orden establecido. Pero el estado nunca pierde esa calidad originaria de ser la expresión de la clase dominante. Hoy es la burguesía, los dueños capitalistas del poder económico quienes ejercen la dominación de las otras clases sociales (en el mundo global de hoy, no hay sólo dos clases, sino muchas, diversificadas).

Es sabido que las potencias económicas del hemisferio norte decidieron enviar sus industrias más contaminantes al hemisferio sur subdesarrollado, donde la vida vale menos que en el norte. También es sabido que el emperador de EEUU se le informó que la polución de determinadas industrias estaba sobrecargando la capa de ozono, lo que provocaría graves cambios climáticos a escala global, ocasionando catástrofes “naturales”: tsunamis, terremotos, huracanes, tormentas de dimensiones extraordinarias, sequías, e, incluso, una posible nueva Era Glaciar. Nada de esto le interesó al Emperador, y la polución industrial sigue provocando cambios climáticos: ayer, 12 de julio, tuvimos una temperatura de 24,4º a las 12:55 hs en Buenos Aires. Nada de esto interesa tampoco a los catorce jueces que, reunidos en la Corte Internacional de la Haya votaron por la continuación de la construcción de las Plantas. Pero claro, en primer lugar, la Corte es Internacional, no Internacionalista. Y en segundo lugar, los jueces son parte integrante del poder de justicia del Estado, y como tales, defienden, en la mayoría de los casos, los intereses burgueses.

Esta noche, a las 20:30 hs (jueves 13 de julio), la Asamblea Ambientalista de Gualeguaychú comenzará las deliberaciones para decidir cuál es el camino a futuro. Muy probablemente optará por volver a los cortes de ruta. Entonces Uruguay demandará a la Argentina en la Haya, y ¿cómo no? la Argentina resultará culpable de no acatar la resolución internacional.

Vivimos en este planeta, la tecnología que soñaron los grandes maestros de la ciencia ficción sólo existe hoy en sus libros. No tenemos otro lugar a dónde ir. Pero claro, en el norte creen que se puede contaminar el sur, sin perjudicarse ellos.

En el sur, se supone, soplan nuevos vientos... Vientos de cambio, de progresismo. Tabaré Vázquez, el presidente uruguayo, se suponía de esta corriente. El periodismo, con ingenuo optimismo lo alineaba a Hugo Chávez, Evo Morales, Michelle Bachelet, Fidel Castro y nuestro inefable Néstor Kirchner... Si sus medios tratan de engañarlos de la misma manera, sepan que a pesar de su política setentosa, su prédica a favor de los derechos humanos y su antimilitarismo, Kirchner no es progresista. Lejos está de ser el “zurdito” de que lo acusa la derecha. Es antes, más bien, un violinista, apoya su violín en la izquierda, pero maneja el arco con la derecha.

ABAJO LAS PAPELERAS, TANTO LAS DEL RÍO URUGUAY COMO LAS MUCHAS QUE FUNCIONAN EN SUELO ARGENTINO. NO A LA CONTAMINACIÓN, SÍ A LA VIDA.

Mat Elefzerakis; Jueves 13 de julio de 2006.

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