Nació en una prisión de Constantinopla, cuando su madre fue a pedir que le dejasen ver a su esposo. Cuando ella nació, su padre ya estaba muerto, había sido el único isleño de Hidra que se reveló contra el opresor en 1770, una de las muchísimas rebeliones que anteceden la revolución de 1821. Laskarina Bouboulina nació en 1771. Creció en la isla de Stepses, vecina de Hidra, pero no conformista como la otra, Stepses estaba llena de gente que ansiaba la libertad. Eran comerciantes, dueños de barcos que se beneficiaban con el bloqueo que Napoleón hacía a Inglaterra. Incluso los barcos del segundo marido de Laskarina, Dimitris Bouboulis, traficaban en el mismísimo puerto de Buenos Aires y el de Montevideo.
No era una mujer como las otras. Enviudó dos veces, de dos revolucionarios que murieron ambos peleando, Dimitris Gianouzas y Dimitris Bouboulis, de él le viene su apodo, Bouboulina. Tuvo, en total, seis hijos. También perdió su primogénito, Giánnis Gianouzas, peleando por la elefzería. Giánnis se transformó en un héroe, y Laskarina recibió un mensaje de Theodoros Kolokotronis.
Pasó años junto a Kolokotronis, juntos liberaron ciudades en poder de los turcos…
Como suele pasar con los grandes, fue asesinada por un personaje secundario. Muchos dispararon al mismo tiempo, la familia de la mujer con la que se casó su segundo hijo, Giorgos Gianuzas; uno de ellos, la bala salida del arma de alguno de esos personajes secundarios, acabó con la vida de una heroína, era 1825.
La kapetanissa Mandó Mavrogenous.
Su fecha de nacimiento se perdió con en el tiempo. A diferencia de
Mandó fue la que convocó a los líderes de Mýkonos para pelear en 1821, con sus barcos combatía tanto a turcos como a piratas. Organizó un cuerpo de guerrilla que combatió a los turcos en el Peloponeso, ella misma los mantenía con su dinero y gastó toda su fortuna en expediciones y en el mantenimiento de una armada.
Después de
Mandó Mavrogenous, su belleza, tanto física como psíquica, sobrevive en pinturas, poemas y canciones, así como también Laskarina Bubulina… Los héroes nunca mueren, son inmortales, viven para siempre en la memoria de los pueblos…
Mat Elefzerakis
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